Antes de iniciar la escritura de esta nueva entrada he dejado pasar un par de días para liberarme del impacto que me supuso leer y escuchar de la boca de los politicos los nuevos recortes que nos van a aplicar a los funcionarios. Y no creáis que ha sido fácil escribir sin llegar al insulto, he tenido que pararme a reflexionar sobre cómo contar lo que me pasa por la cabeza evitando usar la ofensa. No sé si me habrá salido bien, pero lo he intentado con todas mis fuerzas, las pocas que me van quedando ya ante tanta injusticia.
Vacas gordas vs Vacas flacas
Desde que se inició esta crisis junto con la explosión de la burbuja inmobiliaria, no he podido evitar recordar cómo eran las cosas antes: gran parte del alumnado abandonaba los estudios en cuanto cumplía los 16 años y se iba de inmediato a trabajar en la construcción, donde como un simple peón de albañil ya cobraban más que yo como maestra en muchos casos.
Cuando aquellos chicos con el auge inmobiliario ganaban miles de euros, tenían cochazos, compraban chalets, etc., yo, maestra de la escuela pública en Andalucía no llegaba a cobrar 1400 euros, y no me quejo en absoluto de ello, Dios me libre. En aquel momento muchos compañeros de profesión y yo éramos los tontos que habían estudiado, pasado unas oposiciones y cobraban una miseria en comparación con los que, sin tener título alguno, tenían un nivel económico por encima del nuestro a edades muy tempranas.
En aquellos años ninguno de ellos se sintió ofendido ni por mi situación laboral, ni por mi sueldo. Hoy, cuando la construcción es prácticamente inexistente, cuando han dilapidado todo lo ganado, cuando han perdido los chalets por no poder hacer frente a la hipoteca, hoy se acuerdan de mí, de aquella funcionaria que sigue en el mismo trabajo, con prácticamente el mismo sueldo de antaño.
Cuando las vacas eran gordas yo no recibí nada; cuando las vacas son flacas no sólo tengo que soportar un tijeretazo tras otro en mi sueldo, sino que además se me pretende hacer sentir culpable por tener un empleo. Lo grave de todo es que tampoco parece que tenga derecho a quejarme. Pues lo siento, ya no pienso callar más.
Todos mienten
Desde Rajoy a Griñán, desde el PSOE al PP. Todos juraron y perjuraron no traspasar líneas rojas, unas líneas que a día de hoy debían ser de tiza y cuando llovió desaparecieron. Todos han cruzado la línea de la educación y la sanidad en materia de recortes.
Nuestro querido Rajoy determina un ajuste en educación que incluye el aumento de alumnos por clase en la enseñanza no universitaria, un aumento de las horas lectivas de los profesores y una importante subida de las tasas que pagan los universitarios por cada año de carrera. En total Don Mariano entre pitos y flautas hace un recorte de 3.000 millones de euros.
Con el aumento de horas lectivas del profesorado, el gobierno provoca el despido de 4.800 interinos, lo cual no parece ir muy acorde con la idea de creación de puestos de trabajo.
Por su parte, el Sr. Griñán en un alarde de chulería más propia de la verbena de la Paloma que de la investidura de un presidente, suelta su primer discurso como electo diciendo que no se tocará la educación ni la sanidad. Desde aquel mismo instante los andaluces nos mantuvimos a la espera del bombazo que tenía que venir después. Porque claro, de todos es sabido que en el lenguaje político la palabra NO siempre significa lo contrario, salvo que se trate de sus sillones, sus despachos y sus sueldos: «NO dejo mi sillón, NO dejo mi despacho y NO me bajo el sueldo». En definitiva, que Griñán nos ha regalado un nuevo tijeretazo: un 15% de bajada de sueldo a los interinos y personal contratado no fijo de la Junta de Andalucía y eliminación de los complementos de las pagas extras de julio y diciembre para todo el personal funcionario. Existe una cierta confusión entre los funcionarios, ya que no queda claro si se tocan únicamente los complementos en las pagas extras, o también en las nóminas de todos los meses, con lo que la bajada de sueldo sería espectacular.
El recorte en la paga extraordinaria dependerá del cuerpo al que pertenezca cada funcionario y, dentro de él, de la dedicación y responsabilidades que tenga. Así, la reducción para el grupo A1 se mueve en una horquilla de entre 2.600 y 420 euros, para los funcionarios del grupo A2 se contempla un recorte de entre 850 y 430 euros, para los del nivel C1, entre 680 y 380 euros y para el personal del cuerpo E, entre 600 y 380 euros de reducción.
Creo que por hoy el repaso ha sido suficiente, aunque todavía hay mucha tela que cortar.