A ojo de espectador

Acudí al Teatro Romano sabiendo, única y exclusivamente, que se trataba de la reapertura de este. Realmente no esperaba encontrar nada de espectacular en toda la parafernalia montada para la ocasión. Me equivoqué totalmente.

El espectáculo se inició a las 19:30 de manos de su presentadora, Remedios Cervantes, la cual dio paso a la primera actuación de la tarde: Carlos Álvarez, quien puso voz a un texto de Juvenal Soto que enlazaba poemas de Manuel Alcántara y Pablo Picasso. El texto de unión, el cual repasó la historia del Teatro Romano, encerraba una crítica acerca del abandono al que se había visto sometido este, dejando en el aire un deseo: «las manos ahora extendidas falta que se estrechen, y que este acto de confianza se produzca de inmediato por el bien de todos, pero sobre todo de la cultura, que es el verdadero ejercicio de la libertad».

Tras esto se dio paso a la siguiente actuación, a cargo de Daniel Casares, artista con manos prodigiosas capaz de hacer sentir como nadie el «quejío» de su guitarra. Puro sentimiento inundó el teatro mientras caía el atardecer dando paso a la noche, momento en el cual la Alcazaba malagueña, coqueta como ninguna, se puso su mejor traje de noche y un intenso perfume a biznaga. Fueron 8 temas seleccionados de su disco «El ladrón del agua» y de su obra «Guernica 75».

Unos veinte minutos antes de concluir su actuación, Daniel Casares hizo un receso para agradecer a las autoridades que contasen con él para tan especial evento, y para dar paso al escenario a Andrés Mérida, quien, mientras Casares reanudaba su actuación a ritmo de guitarra, daría pinceladas hasta culminar con un cuadro que representaba a un medio hombre, medio toro con las piernas cruzadas que tocaba la guitarra en el Teatro Romano a los pies de la Alcazaba.

Todo culminó con la foto de familia de rigor, momento en el cual bajaron al escenario las autoridades competentes… y no tan competentes.

 

 

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3 comentarios

  1. Estimada Mariluz, gracias por la crítica en nombre de Daniel y en el mio propio. A propósito, la producción del espectáculo también la realizamos nosotros.

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